Renacimiento
7/27/2013 10:02:00 a. m. | Author: rafael
De pronto, una visión. Una mancha escurridiza se dejó entrever hacia mi izquierda. Asombrado, miré hacia allá. Busqué y enseguida la encontré. En una fracción de tiempo, una paloma en pleno vuelo ascendente —aunque veloz como halcón en picada— adelantó la marcha del colectivo y subió entre las copas de los árboles de la plaza. Lo curioso del suceso es lo siguiente: la paloma, un ave de plumaje gris que comúnmente no despierta en mí sensación alguna, por un instante, el último instante en que mis ojos la observaron, atravesó los árboles, subió un poco más y se tiñó con el sol de la tarde de un rojo cobrizo con tintes esmeralda. En ese momento su esplendor  me conmovió. Ahora comienzo a dudar si esa ave gris que vi por sólo unos segundos no sería otro ser, un ave que murió y había nacido nuevamente —como tantas otras veces—. Un ave que remontó vuelo de entre las cenizas, y en acto solemne sacudió su plumaje para empezar un nuevo ciclo. Un ser milenario que por un simple descuido dejó al descubierto su más íntimo ritual, para los ojos de un simple mortal. O tal vez, sólo tal vez, era un pequeño pájaro que el día de hoy decidió enseñarme que las palomas no son tan simples como aparentan y que, si uno mira con más profundidad, pueden ser mucho más.